¿Pensabas que lo máximo era un AC5 y que los suelos laminados AC6 eran solo una secuencia numérica lógica pero no real? Pues si y no. Durante los últimos años han surgido con el fin de ofrecer suelos laminados para usos comerciales intensivos, zonas residenciales de mucho tránsito o industriales. Pero empecemos por el principio.
¿Qué se entiende por calidad de un suelo laminado?
Como sucede en la fabricación de cualquier material existen diferentes calidades y los suelos laminados no son una excepción. De hecho existen varios criterios, con la correspondiente estandarización internacional, para evaluar la calidad de un suelo laminado. Dos de los más importantes son la Clase y la escala AC.
Por otro lado encontramos la escala AC. Esta mide la resistencia superficial o a la abrasión, y es la que nos interesa en este momento. Esta escala es seguramente la clasificación más popular para suelos laminados. Son muchos consumidores que identifican este como el criterio fundamental para determinar si un suelo laminado es de calidad o no.
Hasta hace relativamente poco los valores iban desde AC1 hasta AC5, siendo este último el que ofrecía una mayor resistencia a la abrasión. Sin embargo ya no sucede así. La fabricación de suelos laminados AC6 responde a la demanda de algunos sectores que necesitaban un plus de resistencia.
Llegados a este punto, es importante decir que aunque estos dos criterios comentados son importantes, no son los únicos. Existen otros criterios a tener en cuenta a la hora de evaluar la calidad. El tipo de anclaje entre las lamas, características adicionales del tablero (hidrófugo y/o ignífugo), espesor de la lama, aislamiento acústico y/o eléctrico, la calidad de la manta utilizada, etc.
¿Cómo es de resistente un suelo laminado AC6?
Ya sabemos que la escala AC mide la resistencia superficial y que este no es el único criterio para evaluar la calidad. Ahora toca saber con más exactitud cómo se realiza esta clasificación y que aporta un suelo laminado AC6.
La prueba es en sí es muy sencilla. Consiste en hacer girar la pieza de suelo laminado a examen bajo una lija específica. Según el número de vueltas que dé hasta llegar al dibujo, o lo que es lo mismo, desgastar completamente la capa protectora se le asignará un valor de la escala.
- AC1: más de 900 vueltas.
- AC2: más de 1.800 vueltas.
- AC3: más de 2.500 vueltas.
- AC4: más de 4.000 vueltas.
- AC5: más de 6.500 vueltas.
- AC6: más de 8.500 vueltas.
Por tanto podemos afirmar que un suelo laminado AC6 aporta una resistencia adicional al desgaste. Lo cual es muy interesante para lugares donde el tráfico de personas es extremo. Es muy fácil de ver si tenemos en cuenta que un suelo AC3 es suficiente para una casa con un uso considerable y que un AC4 cumple con todos los requisitos para uso en zonas comerciales.
¿Tiene esta clasificación algo que ver con el diseño?
No, el diseño es independiente de la clasificación AC6. Aunque por otro lado, al tratarse aún de un elemento comercial diferenciardor en cuanto a la calidad de un suelo, los fabricantes añadirán esta característica, junto a muchas otras, a sus suelos de alta de gama, es decir, a los diseños más innovadores y actuales, y no a los diseños más básicos.
¿Tienen los suelos laminados AC6 mayor resistencia a la humedad?
No hay relación directa entre la resistencia a la abrasión y la resistencia a la humedad de un suelo laminado. Este último tipo de resistencia tiene mucho más ver con las capas inferiores, las que no se ven, y el sistema de anclaje. Esta es una razón más por la que la decisión no debe basarse exclusivamente en la clasificación AC de este tipo de suelos.